8 de junio de 2006
Se trata de la hija de María Elena Corvalán y Mario César Suárez Nelson, desaparecidos en 1977.
Se dio en el marco de una causa judicial que lleva más de 20 años de tramitación, gracias a la labor perseverante de las Abuelas de Plaza de Mayo por la identidad de los niños apropiados durante la última dictadura militar.
El juez federal de La Plata, Arnaldo Corazza, recibió del Banco Nacional de Datos Genéticos el resultado de la pericia de ADN que confirma que la joven inscripta como M. N. A. es en realidad hija de personas desaparecidas durante la última dictadura militar. Se trata de la hija de María Elena Isabel Corvalán y Mario César Suárez Nelson -desaparecidos desde el 10 de junio de 1977-, quien nació durante el cautiverio de su madre en el centro clandestino de detención conocido como \"La Cacha\".
El examen que confirmó la verdadera identidad de la joven se había ordenado el 31 de agosto de 2005, a petición de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, en el marco de una causa que tenía por finalidad conocer el destino de la niña desaparecida Ana Libertad Baratti De la Cuadra. Al día siguiente, se recogieron objetos personales del domicilio de la joven en La Plata, a fin de extraer muestras de ADN para realizar la pericia. Esta es una medida alternativa ante la negativa de la joven de realizarse una extracción de sangre.
La causa judicial
El caso de esta joven tiene más de 20 años de tramitación judicial, en una causa que recorrió los dos fueros -provincial y federal- y pasó por las manos de varios jueces y fiscales. El expediente en la Justicia se inició en agosto de 1985, pero Abuelas reunió las primeras pistas aún en tiempos de dictadura, cuando recibió una denuncia según la cual el \"cantante de tangos\" y comerciante O. A. tenía una niña apropiada hija de desaparecidos, que le había sido entregada oculta en un capote militar. Los vecinos de A. y de su esposa, M. L. D. M. confirmaron que la mujer nunca había estado embarazada. La pareja mintió, ocultó y se fugó de la Justicia: mintieron sobre el origen biológico de la niña, dando un relato falso de su supuesto nacimiento, se opusieron a las distintas pericias científicas que podrían haber determinado la verdadera identidad de la joven y finalmente, en 1986, se fugaron a Paraguay, llevándose a la niña con ellos.
En 1993, A. fue detenido en una de sus visitas a La Plata, pero la Justicia lo sobreseyó por \"no hallarse probado el cuerpo del delito\". Su esposa fue extraditada en 1996 y estuvo detenida, pero también fue liberada.
La pareja es responsable de la sustracción, retención y ocultamiento de una menor de edad, y de la falsificación de documentos públicos, delitos que se cometieron hasta el día de hoy.
La historia de los padres
María Elena Corvalán había sido secuestrada cuando estaba embarazada de 7 u 8 meses, el 10 de junio de 1977, en su casa de calle 8 entre 82 y 83, de La Plata. En ese operativo, que estuvo a cargo de personal de la Marina, fue asesinado su esposo, Mario César Suárez Nelson, cuyo cuerpo nunca pudo ser recuperado por la familia.
Entre junio y septiembre de 1977, la joven fue vista por varios sobrevivientes en el centro clandestino de detención conocido como \"La Cacha\", en las afueras de la ciudad de La Plata.
Según el relato de sus compañeros de cautiverio, María Elena fue trasladada a otro lugar para dar a luz. Es probable que ese sitio haya sido el Hospital del Penal de Olmos, en donde funcionaba una maternidad clandestina a la que se llevaba a dar a luz a las prisioneras alojadas en \"La Cacha\".
Poco tiempo después, la joven fue regresada al centro clandestino, en donde le contó a sus compañeros de cautiverio que había tenido a una niña a la que había llamado Lucía. Este dato fue confirmado cuando la familia de María Elena recibió, el 8 de agosto de 1977, un llamado anónimo en el que les informaban que el parto había sido por cesárea, que la niña había pesado 3,800 kg. y \"estaba bien\". Justamente, el 8 de agosto de 1977 es la fecha de nacimiento que figura en la falsa inscripción de M. N. A.
Es la primera vez que se logra determinar la identidad de un hijo de desaparecidos a través de una medida judicial alternativa a la extracción de sangre. Esta vía se constituye como una herramienta válida para aliviar a los jóvenes del peso de la decisión de someterse a ese tipo de análisis, e igualmente respetar el derecho de los familiares, las Abuelas y la sociedad de conocer su verdadera identidad.
Fuente: Abuelas
Autor/a: Abuelas
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