La búsqueda de la niña comenzó en diciembre de 1982 cuando sus familiares denunciaron en Abuelas la desaparición de Raúl y Miryam embarazada. Debieron pasar muchos años hasta que el equipo de investigación de nuestra Asociación, a partir de informaciones que daban cuenta de que una joven anotada como hija propia por un militar, tuvo indicios fuertes de que podía ser hija de desaparecidos. Los abogados de Abuelas realizaron una presentación ante la justicia y lograron que se ordenara la extracción de ADN de objetos personales a fin de conocer su identidad. El 8 de septiembre de 2008, el Banco Nacional de Datos Genéticos confirmó que era la hija de Raúl y Miryam. La pareja continúa desaparecida.
Laura Catalina De Sanctis Ovando
- ADN: 8 de septiembre, 2008
Nació el 11 de agosto de 1977 durante el cautiverio de su madre, Miryam Ovando, secuestrada el 1 de abril de ese año en la localidad de Virreyes, zona norte del Gran Buenos Aires, embarazada de seis meses. Pudo saberse que permaneció detenida ilegalmente en la ciudad de Escobar, en un centro clandestino dependiente de Campo de Mayo. Raúl fue secuestrado al mes siguiente en la estación de trenes de Campana, provincia de Buenos Aires. Por una carta que recibieron los padres de Miryam se enteraron que dio a luz una niña a la que llamó Laura Catalina.
La familia de Laura Catalina De Sanctis Ovando
19771 de abril
Desaparición de la madre
20088 de septiembre
Restitución
94Número de caso resuelto
“La verdad es positiva y liberadora. Más allá de que sea angustioso no haberlos tenido, no cambio por nada saber quiénes fueron”
El peso de la culpa
Miryam nació el 17 de enero de 1956 en Rosario, provincia de Santa Fe. Raúl el 29 de julio de 1954 en Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Sus amigos y compañeros lo llamaban "El Mono". La joven militó en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y en la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), ambos integraron la organización Montoneros.
De niña, Miryam estudiaba piano, gimnasia y ballet acuático. Cuando terminó la secundaria, eligió la carrera de Psicología. Allí, en los pasillos de la Universidad Nacional de Rosario, se volcó a la militancia. Raúl cursaba Antropología en la misma casa de estudios y trabajaba en la metalúrgica Acindar. Se conocieron en un retiro espiritual de la congregación salesiana y se enamoraron. Luego del golpe del 76, se mudaron a Buenos Aires.
Catalina, la hija de ambos, siempre se sintió incómoda en su familia apropiadora. Sentía culpa por lo que le pudiera pasar al matrimonio que la crió. “Era como un postergar, como decir ahora no, más adelante tal vez”, contó. Hasta que una medida alternativa de extracción de ADN le quitó el peso de la culpa de encima y pudo conocer su verdad. Desde entonces, se convirtió en una de las nietas más activas de nuestra institución, tanto brindando su testimonio de vida como con sus bellas ilustraciones.
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